Se denomina arquitectura bizantina al estilo arquitectónico que estuvo vigente durante el Imperio bizantino (Imperio romano de Oriente) desde la caída del Imperio romano de Occidente en el siglo V.
La capital del Imperio de Oriente era Constantinopla (Constantinopolis o ciudad de Constantino), cuyo nombre anterior fue Bizancio y, actualmente, Estambul, y ello desde el año 330, momento que otro autores fijan como el inicio de la arquitectura bizantina.
Algunas de las características distintivas de la arquitectura bizantina son, además de la forma ya indicada de las cúpulas, el uso del ladrillo como material constructivo en sustitución de la piedra, el uso masivo de los mosaicos como elemento decorativo en sustitución de las esculturas, la mayor elevación de los edificios como resultado del realce de las cúpulas, y el hallazgo de un sistema que permite conjugar el uso constructivo para las dichas cúpulas de un soporte de planta cuadrada pero que permite el remate mediante un tambor en una cúpula redonda, en muchas ocasiones con prolongación de un alero ondulado.

Escultura Bizantina
La escultura bizantina es de dos tipos: enorme o pequeña. Las estatuas grandes son de piedra (mármol, etc.). Las pequeñas son relieves organizados en dípticos portátiles hechos de marfil.
Pintura Bizantina
La pintura bizantina, así llamada por haberse formado en Constantinopla (antiguo Bizancio) al igual que su arquitectura y escultura, fijó su carácter desde los comienzos del siglo VI y se sirvió casi exclusivamente del procedimiento al mosaico en muros y cuadritos y de miniaturas sobre pergamino.
La pintura bizantina, así llamada por haberse formado en Constantinopla (antiguo Bizancio) al igual que su arquitectura y escultura, fijó su carácter desde los comienzos del siglo VI y se sirvió casi exclusivamente del procedimiento al mosaico en muros y cuadritos y de miniaturas sobre pergamino.
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